¡Feliz Año Nuevo para todos!
El primer día de 2025 ha amanecido en Burdeos con 0ºC y una niebla súper espesa. El plan para el día era hacer una excursión por la Bahía de Arcachon. De camino, hemos parado en Pessac, un pueblo a las afueras donde hay varias bodegas ubicadas en auténticas villas-palacio-castillo y mucho graffiti... aunque nuestro objetivo era otro. Queríamos visitar la Cité de Fruges, un colorido barrio residencial y que fue el primer proyecto de viviendas diseñado por el arquitecto suizo-francés, Charles-Édouard Jeanneret, más conocido como Le Corbusier. Coincidencia o no, justo hoy hace un año, estábamos en Marsella visitando La Cité Radieuse, también de Le Corbusier.
En 1926 se apreciaba más el estilo neoclásico, las casas de piedra blanca e incluso, para los más modernos, el estilo art nouveau. Así que cuando Le Corbusier ofreció a los ojos de la burguesía de Burdeos unas viviendas con un aspecto geométrico y fachadas coloridas, ¡fue un verdadero escándalo! Pero ¿por qué el arquitecto creó esta urbanización aquí? Henry Frugès, un industrial azucarero descubrió las ideas innovadoras del arquitecto, que abogaba por una vivienda de calidad y a un menor costo, y le llamó para encargarle 100 casas para sus trabajadores. Para Le Corbusier, fue una bendición porque pudo experimentar con muchas ideas arquitectónicas nuevas, incorporando formas geométricas estrictas, terrazas panorámicas y colores vibrantes en su diseño. Al final solo se construyeron 51, en parte por culpa de la inflación vinculada a la crisis del ‘29, y también por el boicot de la burguesía que veía con envidia como los propietarios de las casas de la urbanización Frugès disponían de unas comodidades (agua corriente, electricidad, un baño y aseos...) que en algunas de sus casas burguesas no existían. Hoy en día se pueden ver 28 casas de diferentes estilos (escalonadas, porticadas, "rascacielos", gemelas...).
Pasear por estas calles (a pesar de la gélida mañana) es una delicia para los que nos gusta la arquitectura.
De vuelta a la carretera, nos abríamos paso a través de la niebla, entre pinos hasta adentrarnos en plena Bahía de Arcachon, uno de los destinos más populares de Francia. Famosa por sus pueblos de cultivo de ostras, la Dune du Pilat y sus playas, Le Bassin d'Arcachon nunca deja de deleitar a sus visitantes que vienen de todo el mundo en busca de naturaleza y paisajes excepcionales.
De entre todos, destaca Arcachon, el pueblo que da nombre a esta preciosa bahía, un pueblo de costa bastante cool, algo pijillo, con muchas tiendecitas y restaurantes (hoy cerrados por ser festivo), y que cuenta con puerto, playa y unas mansiones muy bonitas del s.XIX.
La ciudad de Arcachon se divide en 4 ‘ciudades’, cada una de las cuales representa una de las 4 estaciones. La Ville d'Eté o ciudad de verano es el centro, con la playa, el embarcadero, su paseo marítimo, el Casino...
...y también, esas calles comerciales del centro que desembocan en la plaza del Ayuntamiento y del Mercado...
Curioso que hoy 1 de enero, el mercado tuviera actividad, con productores vendiendo, como no, ostras y otros productos de la zona. Y, algo que nos ha llamado la atención, es que las floristerías estaban abiertas (¿será tradición comprar o regalar flores el primer día del año?).
Siguiendo con las estaciones, desde el Parque Mauresque...
...se accede a la Ville d'Hiver o ciudad invernal. Aunque no es el centro de la ciudad, es sin duda la parte más bonita de Arcachon. Catalogada como monumento histórico desde 1985, alberga las elegantes y suntuosas villas de la Belle Époque (finales del s.XIX y principios del XX), de estilo neogótico y neoclásico, en un agradable laberinto de callejones sinuosos (ver vídeo).
Más de 300 villas cuya arquitectura se caracteriza por su ornamentación detallada, sus líneas elegantes y sus fachadas decoradas con torres y balcones (aunque cada una está diseñada con diferentes elementos, lo que le da un estilo elegante y ecléctico. Villa Toledo, Villa Teresa, Villa Alexandre Dumas... no sabríamos con cual quedarnos!
Una pasarela desemboca en el Observatorio Sainte-Cécile que recuerda a la Torre Eiffel, porque Gustave Eiffel participó en el proyecto, y desde donde se disfruta de una hermosa vista panorámica.
No nos hemos acercado ni al Otoño (puerto y zona de pescadores) ni a la Primavera (que cubre las playas de la parte sur de la bahía), ya que había que aprovechar que lucía el sol y que la temperatura había subido hasta los 9ºC, para llegar cuanto antes a nuestro siguiente destino. Situada a 5 km del centro de Arcachon, una impresionante duna de fina arena, la duna más alta y mayor de Europa, que alcanza los 118 metros de altura y 2.700 metros de largo. Estamos hablando de la Dune de Pilat.
Al parecer todos los franceses de la zona se han puesto de acuerdo en venir aquí a celebrar el año nuevo (o es costumbre, como en España que la gente sube a sus montes para despedir y dar la bienvenida al Año Nuevo). En cualquier caso, el hecho de ver a tanta gente, parejas, familias, niños, perros... nos ha parecido hasta bonito.
En esta época del año, la escalera que colocan para ascender la duna ha sido retirada, así que hay que 'trepar' por la arena, mientras se te hunde los pies. ¡Divertido ha sido un rato! *Ver vídeo.
El esfuerzo estaba muy bien recompensado, porque desde arriba había unas vistas magníficas. De un lado las azules y tranquilas aguas de la bahía (con la punta de Cap Ferret con su faro) y el islote de arena Banc d’Arguin en primer plano y, por el otro lado, un enorme bosque de pinos (Parque Natural de las Landas de Gascuña) que se extiende hasta donde nos alcanza la vista, un auténtico océano verde.
*Ver vídeo
Como cualquier duna de arena, está viva y cada año el viento y las mareas la mueven y hacen que poco a poco vaya sepultando el bosque de pinos que se encuentra a sus espaldas.
Aunque teníamos planes muy ambiciosos para el día, como dar la vuelta a toda la bahía y terminar en el faro de Cap Ferret, el largo trayecto y la hora que era, nos han devuelto a la realidad, y hemos optado por recorrer solo una parte y visitar uno de los pueblos de la bahía: Andernos-les-Bains. No es tan conocido como otros pueblos vecinos más conocidos de la bahía, aunque tiene muchos alicientes que lo hacen muy atractivo.
Entre las calles interiores, bellas villas de la belle epoque...
Paseando por la playa se llega al muelle más largo de Francia (232 m)..
La Iglesia románica de Saint Eloi ubicada en la orilla del mar, en un paseo que finaliza en el Port Ostréicole (puerto de cultivo de ostras) una característica común en los pueblos de la bahía y Andernos-les-Bains tiene uno de los mejores. Coloridas cabañas, las pinazas (barcos de ostras) y las piscinas con ostras frescas que nos hubiera gustado degustar, pero entre el día festivo y la hora que era... tendrá que ser en otra ocasión. Eso sí, nadie nos quitará de la memoria la maravillosa puesta de sol que este primero de enero de 2025 nos ha deleitado y con la que hemos terminado la jornada, volviendo a nuestra 'casa' en Burdeos.
Seguiremos informando.
Hola chicos!!
ResponderEliminarQué bonita excursión para empezar el nuevo año. Villas y vistas espectaculares. Y el sol por fin os ha acompañado.
Besitos
Bonita ciudad, y por lo que vemos, llena de posibilidades. Gracias por compartirla con nosotros. Urte berri on!
ResponderEliminarPreciosa manera de terminar un año y no menos espectacular la manera de empezarlo. Da gusto "viajar" con vosotros. Por cierto, a Wuki se le ve también contenta.
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